materiaverbalis
19 de marzo de 2009
 
COLUMBA LIVIA

Las partículas elementales es anterior a La posibilidad de una isla, pero esta última es bastante superior. Por momentos cae en la repetición y la descripción de una vida sexual abierta que a la vez es monótona. Cuando la novela regresa a los fueros internos de Bruno y Michel, todo cobra su grandeza reflexiva habitual. Me gustó la siguiente frase:

La desgracia sólo alcanza su punto más alto cuando hemos visto, lo bastante cerca, la posibilidad práctica de la felicidad.

Pero ese sentimiento lleva innegablemente a que:

Por lo general, la primera reacción de un animal frustrado es intentar alcanzar su objetivo con más fuerza que antes. Por ejemplo, una gallina hambrienta a la que un cercado de alambre le impide llegar a la comida, hará unos esfuerzos cada vez más frenéticos para atravesar el cercado. Sin embargo otro comportamiento, sin objetivo aparente, sustituirá poco a poco al primero. Las palomas (Columba livia) picotean el suelo sin parar cuando no pueden conseguir el codiciado alimento, aunque en el suelo no haya nada comestible. Y no sólo picotean de ese modo indiscriminado, sino que a menudo se alisan las plumas; esa conducta tan fuera de lugar, frecuente en las situaciones que implican frustración o conflicto, se llama conducta sustitutiva. A principios de 1986, poco después de cumplir treinta años, Bruno empezó a escribir.

La novela desarrolla muchos temas, pero no deja de sorprenderme la figura de Annabele. Es la primera novia de Michel, su eterna enamorada de juventud, a quien Michel en su incomunicación no podía amar. El narrador reflexiona muchas veces en torno a su belleza y concluye:

Las chicas sin belleza son desgraciadas, porque pierden cualquier posibilidad de que las amen. A decir verdad, nadie se burla de ellas ni las trata con crueldad; pero parecen transparentes y nadie las mira al pasar. Todo el mundo se siente molesto en su presencia y prefiere ignorarlas. Por el contrario, una belleza extrema, una belleza que sobrepasa por mucho la seductora frescura habitual de las adolescentes, produce un efecto sobrenatural y parece presagiar invariablemente un destino trágico… Éste es uno de los principales inconvenientes de la extrema belleza en las chicas: sólo los ligones experimentados, cínicos y sin escrúpulos se sienten a su altura; así que los seres más viles son los que suelen conseguir el tesoro de su virginidad, lo cual supone para ellas el primer grado de una irremediable derrota.

Pero tarde o temprano el hastío las gana (en algún momento, Anabelle es conciente de que a los diecisiete años no podía imaginar que la vida fuera tan limitada, que hubiera tan pocas posibilidades) la belleza antigua se marchita, a sus 40 años a Anabelle le ocurre lo siguiente:

A eso de las tres de la madrugada Annabelle se levantó, se puso una bata y bajó a la cocina. Buscó en los armarios y encontró un tazón que llevaba su nombre, un regalo de su madrina cuando cumplió diez años. Echó con cuidado en el tazón el contenido de su frasco de somníferos, añadió un poco de agua y azúcar. Lo único que sentía era una tristeza muy general, casi metafísica. La vida era así, pensaba. Se había producido un cortocircuito imprevisible e injustificado en su cuerpo; y ahora su cuerpo ya no podía ser una fuente de felicidad y alegría. Al contrario, poco a poco pero con bastante rapidez iba a convertirse para sí misma y para los demás en una fuente de molestias y aflicción. Así que había que destruirlo. Un reloj de pared de madera maciza desgranaba ruidosamente los segundos; su madre lo había heredado de su abuela, ya lo tenía cuando se casó, era el mueble más antiguo de la casa. Añadió más azúcar al tazón. Su actitud estaba muy lejos de la aceptación, la vida le parecía una broma pesada, una broma inadmisible; pero así eran las cosas. En unas pocas semanas de enfermedad, con una rapidez sorprendente, había llegado a esa conclusión tan frecuente en los viejos: no quería seguir siendo una carga para los demás. Al final de la adolescencia, su vida había empezado a ir muy deprisa; luego hubo una larga época de aburrimiento; ahora todo empezaba a ir deprisa otra vez. Poco antes de amanecer, al darse la vuelta en la cama, Michel se dio cuenta de la ausencia de Annabelle. Se vistió y bajó: su cuerpo inanimado yacía en el sofá del salón. Cerca, sobre la mesa, había dejado una carta. La primera frase decía: «Prefiero morir entre los seres que amo.»
 
 
MI AMOR ES TAN CORTANTE COMO UNA AGUJA EN TU OJO



En Rolling Stones de Argentina escriben una nota sobre el nuevo disco del Mozz, Years of refusal, lanzando en febrero del presente año. La reproduzco. Aún he escuchado solo el single de lanzamiento via VH1: I'm Throwing My Arms Around Paris. Y mientras posteo me estoy bajando del Limewire el disco. Está medio lenteja. Este es el artículo (la mayoría que comenta está de acuerdo, Years of refusal está solo de relleno).

"Siempre he sido más amado que admirado. Creo que los músicos son admirados, pero yo me siento querido y siempre me he dado cuenta de ello. Lo prefiero así. Quiero decir, Eric Clapton es admirado, pero ¿quién podría amarlo? Su propia madre quizá." Sobre aseveraciones de este tenor, Steven Patrick Morrissey define desde los tiempos de The Smiths el lugar que ocupa en el rock y por dónde pasa la fascinación que provoca su figura de reverendo inadaptado. Pertenece a una estirpe de cantantes en extinción, una rara cruza entre el misterio de Scott Walker y la sabiduría mordaz de Leonard Cohen. Por eso cada vez que amenaza con retirarse, cambiar de residencia o editar un nuevo disco, suena la alarma redentora entre la feligresía del santo bocón. Es como un Indio Solari del rock inglés, pero con un poco más de humor y baja tolerancia a la falsa humildad. En la arrogancia de sus dichos continúa la línea de pensamiento que describen sus letras de soledad, hastío y romanticismo suicida, una pluma sardónica inspirada en las maravillosas provocaciones de Oscar Wilde. A punto de cumplir 50 años, Mozzer lanza otro de sus discos esenciales: como en los mejores momentos de Viva Hate (1988), el insuperable Vauxhall & I (1994) o la resurrección que marcó You Are the Quarry (2004), Years of Refusal avanza sobre esquemas conocidos. ¿O acaso alguien esperaba un cambio de rumbo del amable bravucón que ha hecho de su obra un estilo de rock emocional, en el que las guitarras de la memoria rockabilly dominan la velocidad sin perder el efecto pop-rock de un estribillo ganador o el sentimentalismo cínico de una balada cantada en tiempos medios? De todos modos, aparecen algunas novedades, detalles de producción nuevamente a cargo de Jerry Finn, quien falleció hace unos meses a causa de una hemorragia cerebral y que suma su nombre al de Mick Ronson en la lista de productores que mueren luego de trabajar con Mozz. En primer lugar, sobresale la prepotencia guitarrera cuasipunk para imponer la sustancia eléctrica cada vez que el cantante exige furia despechada, y provocan sorpresa y hasta pavor las trompetas mariachis de la spaghetti western "When Last I Spoke to Carol", pero es sólo un desliz exótico en un disco armado sobre confesiones de rechazo y melodías para combatir las derrotas: "El que amo se anida en la mente, puedo romper este hechizo o aumentar el infierno" ("Black Cloud"); "¿Podría esto ser un brazo alrededor de mi cintura?, bien, seguramente la mano tiene un cuchillo" ("I’m OK by Myself"). Travesías heroicas como "I’m Throwing My Arms Around Paris", "It’s Not Your Birthday Anymore" o "You Were Good in Your Time" no hacen otra cosa que abonar la leyenda y, sumados a varios tracks de cepa Smith, completan una de esas obras que sólo pueden ofrecer aquellos artistas que son más amados que admirados.

Por Oscar Jalil

Recordemos esta canción que le puso música de fondo a una época muy sombría de mi vida. Gracias Mozz!! Otra vez desde el Your Arsenal.



Yo soy una pobre alma fría y congelada, alejada del lugar que pretendía encontrar. Hurgando a través de las constantes treguas de la vida, pero al mismo tiempo alejado del lugar al que ansiaba llegar. Deseo saber el modo en que podré encontrar el único amor, pero no tengo forma de hacerlo. Deseo tener el encanto de atraer al único amor, pero ya ves, no tengo el encanto. Mmm... Esta noche he consumido mucho más de lo que tenía conmigo. Estoy agotado. Oh, eso está claro para ti. Y tú puedes decir que yo nunca realmente amé. Tú puedes decir, si quieres, que dormí todo el día. Y ahora pienso que durante toda mi vida nadie me dio algo. Nadie jamás me dio algo.

Mi amor es tan cortante como una aguja en tu ojo. Y tú eres tan idiota como para dejarme ir…

(Seasick, Yet Still Docked. Morrissey)
 
16 de marzo de 2009
 
MICHEL Y BRUNO

Michel y Bruno son hermanos de madre. Ambos están marcados por el abandono de ésta. Ambos están perdidos, fríos, destruidos, carcomidos por los avatares de su tiempo. Ambos son producto de la sociedad de consumo europea. Ambos en suma están locos. Michel es un investigador que corre entre la física y la botánica. Trata de explicar la tragedia del hombre moderno recurriendo a los protones, la física cuántica y el ADN en una mezcla que solo lo presenta como un hombre incapacitado para relacionarse y amar a alguien del sexo femenino. Bruno es un profesor de literatura que gasta su tiempo masturbándose y recordando sus pasadas humillaciones.

Hace un tiempo postee algo sobre la pela en que se basaron los alemanes para recrear esta ficción del francés. Recién conseguí el texto... Copio tres intensos fragmentos:

Esa misma noche encontró una foto tomada en su escuela primaria de Charny; y se echó a llorar. El niño, sentado ante el pupitre, tenía un libro de clase abierto en las manos. Miraba al espectador sonriendo, lleno de alegría y valor; y este niño, por incomprensible que pareciese, era él. El niño hacía los deberes, se aprendía las lecciones con una confiada seriedad. Entraba en el mundo, descubría el mundo, y el mundo no le daba miedo, estaba dispuesto a ocupar su lugar en la sociedad de los hombres. Todo esto se podía leer en la mirada del niño.

Una tarde de diciembre, Bruno se sentó junto a Caroline Yessayan para ver Nosferatu el vampiro. Cerca del final, después de pensárselo más de una hora, puso suavemente la mano izquierda en el muslo de su vecina. Durante unos segundos maravillosos (¿cinco?, ¿siete?, seguro que no más de diez) no ocurrió nada. Ella no se movía. Bruno sintió un calor inmenso, estaba al borde del desmayo. Luego, sin decir una palabra, sin violencia, ella le apartó la mano. Mucho más tarde, casi siempre que alguna putita se la chupaba, Bruno recordaba aquellos segundos de aterradora felicidad; también recordaba el momento en que Caroline Yessayan le había apartado suavemente la mano. Había en aquel chiquillo algo muy puro y muy dulce, anterior a cualquier sexualidad, a cualquier consumo erótico. El simple deseo de tocar un cuerpo amante, de que lo estrecharan unos brazos amantes. La ternura viene antes que la seducción, y por eso es tan difícil desesperar.

¿Por qué tocó Bruno aquella tarde el muslo de Caroline Yessayan, y no su brazo? Probablemente ella lo habría aceptado y tal vez hubiera sido el principio de una hermosa historia; justo antes, en la cola, ella le había dirigido la palabra para que a él le diese tiempo a sentarse a su lado, y había puesto la mano sobre el brazo de butaca que los separaba; y de hecho hacía tiempo que se había fijado en Bruno, que le gustaba mucho, y deseaba vivamente que aquella tarde él le cogiera la mano. Quizás porque el muslo de Caroline Yessayan estaba desnudo y él no pensó, en su ingenuidad, que pudiera estarlo en vano. A medida que Bruno se hacía mayor y recordaba con disgusto los sentimientos de su infancia, se depuraba el núcleo de su destino; todo se veía a la luz de una irremediable y fría evidencia… Sin embargo, no había sido cosa de Caroline Yessayan como persona… Si todo había caído en un vacío desolador, era por culpa de un detalle mínimo y grotesco. Treinta años más tarde, Bruno estaba convencido; dando a los elementos anecdóticos de la situación la importancia que habían tenido en realidad, la situación podía resumirse así: la culpa de todo la había tenido la minifalda de Caroline Yessayan.

(…)

El viernes 11 de junio llegó con una faldita negra; las clases acababan a las seis. Ella estaba sentada en la primera fila. Cuando cruzó las piernas debajo de la mesa, me faltó un pelo para desmayarme. Ella estaba al lado de una rubia gorda que se fue en cuanto sonó el timbre. Me levanté y puse la mano sobre su carpeta. Ella se quedó sentada, no parecía tener la menor prisa. Salieron todos los alumnos y el aula se quedó en silencio. Yo tenía su carpeta en la mano, hasta podía leer algunas palabras: “Remember... el infierno...” Me senté a su lado, volví a dejar la carpeta en la mesa, pero no conseguí hablarle. Estuvimos así, en silencio, durante un minuto por lo menos. Varias veces miré sus grandes ojos negros; pero también veía sus menores gestos, la más mínima palpitación de sus pechos. Estaba medio vuelta hacia mí y entreabrió las piernas. No recuerdo haber hecho el siguiente gesto, tengo la impresión de que fue un acto semivoluntario. Un instante después, sentí su muslo bajo la palma de mi mano izquierda, las imágenes se confundieron, volví a ver a Caroline Yessayan y casi me muero de vergüenza. El mismo error, exactamente el mismo error al cabo de veinte años. Como con Caroline Yessayan veinte años antes, pasaron unos segundos antes de que ella hiciera algo; se había sonrojado un poco. Luego, con mucha suavidad, me apartó la mano; pero no se levantó, no hizo el menor movimiento para irse. A través de la ventana enrejada vi a una chica atravesar el patio y apresurarse hacia la estación. Con la mano derecha, me bajé la cremallera de la bragueta. Ella abrió los ojos de par en par y me miró el sexo. De sus ojos emanaban vibraciones cálidas, me podría haber corrido sólo con la fuerza de su mirada, y a la vez era consciente de que ella tenía que esbozar algún gesto para convertirse en cómplice. Mi mano derecha se acercó a la suya, pero no pudo llegar hasta el final: con un gesto implorante, me cogí el pene y se lo ofrecí. Ella estalló en carcajadas; creo que yo también me reí, a la vez que empezaba a masturbarme. Seguí riendo y sacudiéndomela mientras ella recogía sus cosas y se levantaba para irse. En el umbral de la puerta se volvió para mirarme por última vez; yo eyaculé y no vi nada más. Sólo oí el ruido de la puerta al cerrarse, de sus pasos que se alejaban. Estaba atontado, como bajo el efecto de un gigantesco golpe de gong. Aun así, logré llamar a Azoulay desde la estación. No recuerdo en absoluto el regreso en tren, el viaje en metro; me recibió a las ocho. Yo no podía dejar de temblar; él me puso una inyección calmante de inmediato.

Las partículas elementales, Michel Houellebecq (1998)

PD El buen Bruno quiere afanar a una flaka en un seminario y ocurre lo siguiente

 
11 de marzo de 2009
 
WE'LL LET YOU KNOW

Como que ya es hora de que traigan al Mozz ¿no? ¡A ver empresarios de pacotilla! Traigan al mejor, al más auténticamente triste y británico. No desde Arsenal sino desde Manchester. Gran letra, en traducción libre de mi cosecha. We'll let you know del Your Arsenal.



¿Cuán tristes somos? ¿Y cuán tristes hemos sido? Nosotros te lo haremos saber. Pero solo si tú estás realmente interesado. Esa es la única condición: que estés real y sinceramente interesado. Estoy seguro de que te maravillarías de saber cómo a pesar de todo hemos permanecidos vivos hasta ahora. Definitivamente podríamos hacértelo saber. Pero quiero estar absolutamente seguro de que estás realmente interesado.

Nos puedes ver sonrientes, conversando con la gente de cosas vacías tratando de llenar nuestra desilusión. Entonces honestamente, lo juro, simular que todo marcha bien es como tener un torniquete que nos hace hostiles con nosotros mismos. Nosotros entablaremos relaciones con algunos incapaces de defenderse a sí mismos. Y las canciones que cantamos. Estas no significan gran cosa porque al final tú estás solo. ¡Tu sucia Lima! Podemos parecer fríos o los más deprimidos que tú has conocido alguna vez. De corazón, eso es, claro, lo que somos: los últimos sinceramente auténticos que tú has conocido alguna vez.

Y claro para hacer el contrapunto de la buena onda... The National Front Disco del mismo disco. Mi traducción comenzaría así: Franco, the wind blows, the wind blows... Your friends all say... "Where is our boy? Oh, we've lost our boy"... You've gone to the National. To the National Front Disco because you want the day to come sooner. You want the day to come sooner.

 
9 de marzo de 2009
 
EL GRAN CLINT

Se puden decir muchas cosas de sus personajes, por ejemplo Harry el sucio, que era el vicario de la ultraderecha americana y que Gran Torino es una suerte de alegato del bueno viejo americano que acepta a sus vecinos del mundo asiático, a pesar de ser super duro, pero eso importa poco cuando veo a Clint. Leo todos los mensajes que deja la gente en youtube y sí pues está genial metido en su personaje, hecho para que se luzca. Y todos queremos que se luzca. Adoramos que se luzca. Lo admiramos harto siendo bien duro y escupiendo de lado. Ni siquiera me importa mucho si la película es excelente (porque no lo es, Clint es Harry el sucio aunque en su vejez), pero aún así es admirable todo lo de masculino que tiene Clint. Dan ganas de agarrar una tola y salir con el gran Clint y sacarle la mierda a todos los malos. Dan unas ganas locas, con un maestro así todo es más fácil. Matar a los malos sería un placer.

 
3 de marzo de 2009
 
EL PUTO MUNDO REAL

No soy fanático de Allen. He visto poco. Pero llegó a mis manos Vicky Cristina Barcelona. Me gustó mucho. Sigo sin entender por qué ganó Penélope Cruz. Ella encarna un estereotipo de la pasión latina. Si se trata de encarnar estereotipos gringos (al igual que la interpretación cancherita de latin lover de Bardem) entonces bien ganado. Pero su interpretación me pareció menor que la de Amy Adams en The Dude. Con el agregado de que Amy Adams está más buena. En fin.

Me gusto el narrador distante e irónico de la pela. Justo estaba pensando en los caracteres en las ficciones, ayer que vi un pedazo de El ladrón de Orquideas. Un seminario al que asiste el gordo, paranoide y guionista que interpreta Nicolas Cage. Interpretando a quien hace el guión en la realidad de la pela: un tal Charlie Kauffman (poca cosa). Charlie está desesperado porque el decálogo de cómo hacer un buen guión de cine de este profesor es todo lo contrario a su propio guión. “En mi guión no pasa casi nada. Todo es lo que piensa mi personaje. Y es porque en la vida no pasa nada”. Eso dice el tímido Cage ante una multitud de aprendices. El enérgico Mc Kee responde algo verdadero como un puñetazo (de paso le da un consejo supremo según su entender: el final de las películas lo es todo. Un buen final puede salvarlo todo. Y obviamente creo que esto también puede aplicarse a las novelas). ¡Grande Mc Kee! ¡El puto mundo!



Entonces regresando a Vicky Cristina. Ambas son dos caracteres. El narrador explica todo muy suscintamente en off (me encanta eso), Vicky es así y Cristina es asá. Vicky y Cristina están en Barcelona, porque buscan cosas diferentes. A Vicky y a Cristina le ocurren cosas diferentes pero en el fondo iguales. Conocen a un pata y a la ex esposa de éste, pero al final parece que nada cambia en ellas. Cristina seguirá buscando “algo” de un modo caótico y Vicky se casará y estará bien. ¿Aquí los carácteres han variado? ¿O en un viaje uno cambia en un solo lugar para continuar su vida tal y como fue en su origen?

La voz en off que explica los sentimientos y el pensamiento de ambas amigas (grande Allen) dice lo siguiente sobre ambas:

Pero cuando se refiere al amor sería imposible encontrar dos puntos de vista tan diferentes. Vicky no tiene tolerancia para el dolor y ni ganas de combate. Ella es sobria y realista. Sus requerimientos en un hombre son la seriedad y la estabilidad. Se había comprometido con Doug, porque era decente y exitoso. Y entendía la belleza del compromiso. Cristina esperaba algo diferente del amor. Ella había aceptado el sufrimiento como un compromiso inevitable de pasión profunda y se resignaba a poner sus sentimeintos en peligro. Si le dijeran qué prefería apostar sus emociones a tal vez perder, ella no sabría qué decir. Pero sí sabía lo que no quería. Y eso era lo que Vicky adoraba.

PD: Woody Allen declara en una entrevista:

-El amor romántico y su búsqueda es uno de los temas de sus películas y, por cierto, de esta (Vicky Cristina Barcelona). ¿Cómo diría que ha ido evolucionando en usted esta idea?

-Bueno, cuando era más joven tenía un sentimiento más idealista: pensaba que (el amor romántico) era posible... Luego, por un tiempo, pensé que no era tan posible. Y después empecé a darme cuenta de que la misma cosa que lo hace romántico es la que no es posible.

-¿Cómo?

-Cuando dos personas tienen éxito en su relación y se casan, entonces ya deja de ser romántico, empieza a ser otra cosa. Desarrollan una relación diferente, que es agradable: tienen hijos, un hogar adorable, tienen una vida juntos, pero eso no es romántico. No es lo mismo que cuando un hombre está persiguiendo a una mujer y hay dificultades.

-Comparando estos personajes con otros suyos, como los de Annie Hall y Hannah y sus hermanas, estas mujeres parecen más libres, pero más aburridas o solas...

-Bueno, es que es una historia triste, en ese sentido. Scarlett (Cristina) está buscando algo que nunca va a encontrar...Y Rebecca (Vicky) está demasiado asustada para hacer algo, excepto vivir una vida segura y agradable, convencional y aburrida. Los personajes de Penélope y Javier no pueden vivir el uno sin el otro, pero tampoco juntos... y en la película nadie es realmente feliz. Todos están perdidos.

-Es una mirada pesimista a las relaciones de pareja, ¿no?

-No, yo la encuentro realista. Las relaciones son difíciles. Y ciertamente no hacen por ti lo que fantaseas que harán, o lo que esperarías, como cambiar tu vida mágicamente. Pero (los vínculos) tienen mucho valor, sin duda. Probablemente el valor de la cinta está en Vicky. Ella se casará, tendrá hijos. No será lo más excitante del mundo, no hará las cosas locas que hacen Penélope y Scarlett, pero será estable...

-¿Cuál personaje le gusta más: Vicky, Cristina o María Elena?

-Desde afuera, como outsider, me siento atraído por los personajes de Scarlett y Penélope. Desde afuera. Pero como persona me identifico más con Rebecca.

-¿Por qué?

-Porque soy así: clase media, con miedo a gastar...más racional. Siempre me sentí más cómodo con el personaje de Rebecca, porque las otras dos mujeres son más excitantes, pero me asustan.

-Usted dice que la felicidad es imposible, y que lo único a lo que podemos aspirar es a la distracción, ¿es así?.

Sí, yo lo siento de esa manera, y puede pensarse que es pesimista, pero yo lo pienso como realista. Vivimos en una situación terrible, en la que las personas no saben por qué están vivas, tienen vidas cortas y difíciles, llenas de dolor, pena y, si tienen suerte y no tienen tanto dolor o miseria, su vida igual terminará y la de la gente que quieren, también. Siempre es perder. Creo que la condición humana es de mucha infelicidad. Pero hay momentos en que estás distraído de eso. Cuando tu esposa tiene un hijo, estás muy contento, o algo sucede y tienes momentos placenteros, pero eso pasa, y vuelves al monótono trajín diario, que es muy duro y miserable para la mayoría de las personas….

GRANDE WOODY!!
 
Y MIENTRAS TANTO... EL PULSO SIN DESCANSO, EL PULSO SIN DESCANSO...

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Nombre: Franco
Ubicación: Lima, Lima, Peru

FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas. CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.

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