Existe una prensa que es la gran responsable de desvirtuar la verdad y que como en los 90 se vendió a Fujimori. Hoy pretende imponernos una candidata impresentable, cuya única agenda es mantener el status quo, liberar a todos los corruptos y asesinos. En resumen, sumirnos en el vertedero séptico en el que viven. Y hoy sus miembros se escandalizan porque un grupo que jóvenes demuestra su repudio frente a otro periodista parcializado de Canal N, canal que ya tuvo problemas de despidos por “humanizar a Ollanta Humala”.
Esto nos recuerda las marchas del 2000, cuando expresamos nuestro asco en nutridas protestas por el lesivo acto de re reelección del dictador, ladrón y asesino Fujimori. Hoy preso.
No se necesita estar en una dictadura para protestar, como mal Víctor García Belaunde y Beto Ortiz y todas las nuevas geishas pretenden defender hoy en la mañana. Es una virtud de la democracia disentir, protestar, sin violencia ¡cómo no! Y si es dentro de una democracia, con mayor razón. Porque la democracia me asegura mi derecho a protestar. Pero estamos viendo que incluso eso, ya desde hoy se está intentando socavar. Los mismos medios que tergiversaron la verdad en esos aciagos años 90, hoy intentan hacer lo mismo. Políticos como Alan García que con gran perjuicio a la democracia ha dicho: “Se aplicará todo el peso de la ley” o “Se van a pagar las consecuencias legalmente” en referencia a la protesta contra Althaus.
Entonces no se puede protestar, ¿no le puedo demostrar mi repudio a un periodista séptico? ¿Me arriesgo a ser perseguido?
Estamos ad portas de un época muy negra. En caso (no quisiera) gane Keiko, ya saben lo que nos espera. Más mentiras de una prensa que ya tomó partido. Amenaza y acción. Más grupos Colina. Más Martha Chávez todos los días en la TV enlodando tu conciencia.
¿Ese es el país en el que deberé seguir luchando y mis hijos crecer?
Ahora me encuentro releyendo a Arguedas: Todas las sangres. En su centenario. Que muy bien estos mismos entes oscuros (léase los apristas con Alan García a la cabeza) no han permitido que se recuerde como se debería recordar. Una novela que refleja un país que ya no existe. Un Perú que las reformas velasquistas eliminaron. Pero la problemática sigue siendo la misma: los recursos naturales, los grandes consorcios internacionales, los mandos políticos económicos peruanos vendiendo esos recursos junto a sus serviles técnicos sin alma. Los mismos tecnócratas que hoy rigen la bolsa y cuya alma ya fue vendida al mejor postor.
Estamos en el 2011 ya no hay haciendas ni gamonales que fungen de señores feudales. Pero ¡hey! he aquí que el Perú es ahora una gran chacra sin ideologías ni ideas ni conciencia de nada. En medio los colonos. Los grandes señores de la información pretenden colonizar tu mente y tu conciencia, haciéndote pasar la verdad por mentira y la mentira por verdad. No deberías ser un colono más, que repite como un muñeco de ventrílocuo lo que alguien susurra a tus oídos desde un televisor. Te hablan del mal menor, porque el mal siempre ha estado en ellos. Nunca han tenido nada más dentro de ellos, pero tú tienes derecho a creer que hay algo mejor. Hay algo más.
Y para estar a tono, Verano de J. M. Coetzee. Y como me da flojera escribir de qué va (y como síntoma de que es tiempo de dejar los blogs), transcribo el final... Que también es el final de este blog...
Antes John tenía poco que hacer. Ahora eso está a punto de cambiar. Ahora va a tener todo el trabajo que sea capaz de realizar, todo ese trabajo y más. Va a tener que abandonar algunos proyectos personales y convertirse en enfermero. O bien, sino quiere ser enfermero, debe renunciar a su padre: "No puedo enfrentarme a la perspectiva de cuidar de ti día y noche. Voy a abandonarte. Adiós". Una cosa o la otra: no hay una tercera vía.
Good night and good luck!
Que el futuro os sea propicio!
PD FINAL: casi unánime, es la mejor o está entre las mejores del 2010. Verano es el reflejo de lo que está sucediendo y lo que sucederá. Coetzee es el autor. Lo público y lo privado, las capas de ficción en unas memorias falaces, pero que son más verdaderas que la vida. Ser escritor: estar y no estar. Ausente. Solo pero rodeado de absolutamente todos. Así acaba el 2010 y este blog.
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12 de noviembre de 2010
VELÓDROMO
Preparando el campo para Aeropuerto (la próxima novela) de Alberto Fuguet, el trailer de su última pela de garaje: Velódromo.
Dividida en tres partes (La siembra, la cosecha y el acopio), Tiempos difíciles enmarca la historia del aprendizaje de dos hermanos en la victoriana, industrial, negra y sobre todo positivista y utilitaria Inglaterra del siglo XIX. Charles Dickens divide su novela con títulos agrícolas en una ficción que trata de describir un mundo industrial plagado de obreros devorados por el naciente sistema industrial. Un padre desea que sus hijos sólo aprendan realidades. Cero imaginación ni ensoñaciones. Sólo la fría realidad. De frente a ella.
La novela se abre con un discurso brutal...
Pues bien; lo que yo quiero son realidades. No les enseñéis a estos muchachos y muchachas otra cosa que realidades. En la vida sólo son necesarias las realidades. No plateéis otra cosa y arrancad de raíz todo lo demás. Las inteligencias de los animales racionales se moldean únicamente a base de realidades; todo lo que no sea esto, no les servirá jamás de nada. De acuerdo con esta norma educo yo a mis hijos, y de acuerdo con esta norma hago educar a estos muchachos. ¡Ateneos a las realidades, caballero!
Mmmmmm. Cuánto ha cambiado todo desde Dickens. Ahora ya no serían realidades lo que Tomas Gradgrind reclamaría, sino lo virtual, la realidad paralela de la imagen, las redes sociales, el internet, la arritmia obsoleta de la tecnología... Aunque el resultado fuera el mismo del final del libro, porque la historia es cíclica y todo se perfecciona. ¡Ateneos a lo virtual, señores y señoras!
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5 de noviembre de 2010
LA FIESTA SALVAJE
Un poema de los años veinte, escrito por Joseph Moncure March, ilustrado en los 90 por Art Spiegelman. Reproduzco la excelente introducción del ilustrador:
La presente edición sigue el texto original, que considero una imagen perfecta de su época. Mi deseo de ilustrar La fiesta salvaje surge no solo de la añoranza del inocente hedonismo de dub-dub-a de los años 20, aunque confieso sentir una tremenda nostalgia por todas las décadas que preceden a mi nacimiento. Después de todo ya hemos vivido todas las décadas del siglo XX al menos dos veces. En este momento posmoderno las podemos ver todas de manera simultánea –la austeridad de los 30, el genocidio de los 40, los zapatos de plataforma de los setenta– mientras nos precipitamos hacia el milenio, como si nos ahogáramos y viéramos cómo nuestro pasado transcurre en un suspiro ante nuestros ojos.
Es posible que el tono perfectamente afinado de March, entre la perpleja inocencia y el cinismo mundano, resuene con total vigencia en nuestra década de los 90. La generación “perdida” de March vio cómo la civilización se descomponía en pedazos en La Guerra que Había de acabar con Todas las Guerras. Nuestra generación “náufraga” ha visto recientemente el Fin de la Historia. Su generación engullía ginebra de fabricación casera y montaba una fiesta salvaje. Nuestra generación traga Prozac –o se extravía en librerías de segunda mano– mientras espera que la policía entre para poner orden.
El argumento es el siguiente:
The story of a wild Prohibition-era Manhattan party is told in syncopated verse inspired by the jazz rhythms of the day. First published in a limited edition of 750 in 1928 and promptly banned in Boston, William Burroughs read it in 1938 and later explained, "It's the book that made me want to be a writer." It was reissued in a toned-down version in 1968, but it wasn't until after Art Spiegelman chanced upon an original edition in a used book store that the complete text of the poem would find large distribution, now greatly enhanced by Spiegelman's signature illustrations which capture the jump and hustle of the rhymes. The result is a fusion of Gatsby-esque decadence and Frans Masereel's urban gloom that is titillating, exhilarating, and engigglating.
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12 de octubre de 2010
OTRO CASO DE PLAGIO
Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!».
(On the road, Jack Kerouac)
Pero entonces zozobraban por las calles como peonzas perdidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por morir, loca por callar, loca por perderse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca silva y odia los lugares comunes hasta la bilis, que implosiona, implosiona, implosiona como fabulosos cohetes rojos estallando igual que cadáveres entre fósiles y entonces se ve estallar una luz atómica y todo el mundo de fantasmas y espectros que los rodea desde el pasado suelta un «¡Ohhh!» desesperado.
Todos contentos. Ganó el Premio Nobel de Literatura 2010 un grande. Mario Vargas Llosa. Alguien que arriesgó todo por su pasión. En noviembre sale su última novela: El sueño del celta. Aquí recuerdo su anterior novela: Travesuras de una niña mala. Hace casi exactamente 4 años (fuck! Cómo vuela el tiempo). Su homenaje a otra novela que amo La educación sentimental. Flaubert. Hoy quiero lanzar mi propio homenaje en mi inédita novela El síndrome Fred Astaire. Capítulo 25.
25
Lo primero que hago al llegar a la oficina es escribirle un mail a D.
Querida D:
Tú tendrás muchas más posibilidades de salvarte. Yo estoy condenado. Si no apareces hoy, el lado oscuro de la luna empezará a eclipsarse otra vez sobre mí.
¡Aparece ya!
Todos los días he tenido el temor de encontrar una carta de despido sobre mi pupitre anunciando mi expulsión inmediata y sin juicios de por medio de la universidad, por acoso sexual y seguimiento continuo a la alumna D. Por cuyo caso (seguiría la carta), usted ha sido removido de su puesto y, en consecuencia, debe dejar inmeditamente su oficina. Pero nada de esto ha sucedido. En cambio, concluyo por segunda vez: la telepatía existe, no se trata de esta ficción, es un hecho. Dos personas pueden estar interconectadas. Al final la vida no es más que química e impulsos electromagnéticos. No hay nada misterioso en el exterior, ni libre albedrío ni destino (qué tonterías inventa el hombre para limitar su voluntad o llenarse de culpa), todo se explica mediante compuestos químicos y diminutos electroshocks alojados en las omnipresentes ondas electromagnéticas. Según el artículo aparecido en el último semestre del año en curso de la versión australiana de Animals Review, escrito por Clark Stevenson, Ph. D. in Reproduction, Sex and Death: “Si las zarigüeyas emiten su delicioso olor para anunciar su celo, por qué los humanos deberíamos ser racionales y electivos. No hay lógica. Todo se reduce a tu perfume corporal. No usar desodorante, no bañarse. No cambiarse la ropa interior: el amor tocará tu puerta”.
Las ondas electromagnéticas me trajeron a D otra vez. Cupido con el calzoncillo sucio toca a mi puerta. Así como desapareció un día, hoy apareció sentada en el mismo lugar de siempre. Con la misma mirada de indiferencia frente al mundo y las personas, el mismo gesto de profundo hastío. Estoy cautivado por esa indeferencia ante el mundo, quizá reflejo de un odio visceral como el mío. Una isla singular en medio del anónimato de otros jóvenes igualmente somnolientos. Toda la clase estuvo dirigida a ella: la señora Arnoux, la esquiva y ubicua amada del joven Fréderic Moreau. La gran novela de la desilusión: La educación sentimental de Gustave Flaubert. La gran ficción de la eterna espera en el amor, la realización del amor. Las idas y venidas, la aceptación y el rechazo. Todo desde los ojos siempre ansiosos de Moreau, incomprensible juguete de las pasiones de su inconstante amada. El mal burgués que por un estúpido ideal de amor aplaza su futuro y fracasa en la compulsión de la vida moderna. Por ejemplo, llevándolo a los términos de esta historia, M es un típico Moreau, aunque algo más inconstante. Su amor es inconstante, está buscando cualquier mujer en la que se encarne su necesidad de afecto, pero él está muerto de antemano. Eso es trágico: ¡esperar que el amor se encarne! ¡Esperar que el ideal se encarne! Así consiga enamorar a esa mujer, le resultará imposible mantener la llama ajena y la suya propia. Quizá él lo sabe, por eso encarna en mujeres como Do (alguien a todas luces superficial, alguien que nunca sabrá apreciar los sentimientos absolutos que M cree interpretar de mal modo) su ideal del amor, las ficciones que M cree puedan llegar a convertirse en realidad. Porque hasta en el rechazo hay más calor que en el vacío. Por eso, Moreau y M sufren de la misma desilusión por alcanzar el calor de la absoluta aceptación o el más arbitrario de los rechazos.
FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas.
CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.