VARGAS LLOSA
Todos contentos. Ganó el Premio Nobel de Literatura 2010 un grande.
Mario Vargas Llosa. Alguien que arriesgó todo por su pasión. En noviembre sale su última novela:
El sueño del celta.
Aquí recuerdo su anterior novela:
Travesuras de una niña mala. Hace casi exactamente 4 años (fuck! Cómo vuela el tiempo). Su homenaje a otra novela que amo
La educación sentimental.
Flaubert. Hoy quiero lanzar mi propio homenaje en mi inédita novela
El síndrome Fred Astaire. Capítulo 25.
25Lo primero que hago al llegar a la oficina es escribirle un mail a D.
Querida D:Tú tendrás muchas más posibilidades de salvarte. Yo estoy condenado. Si no apareces hoy, el lado oscuro de la luna empezará a eclipsarse otra vez sobre mí.¡Aparece ya!Todos los días he tenido el temor de encontrar una carta de despido sobre mi pupitre anunciando mi expulsión inmediata y sin juicios de por medio de la universidad, por acoso sexual y seguimiento continuo a la alumna D. Por cuyo caso (seguiría la carta), usted ha sido removido de su puesto y, en consecuencia, debe dejar inmeditamente su oficina. Pero nada de esto ha sucedido. En cambio, concluyo por segunda vez: la telepatía existe, no se trata de esta ficción, es un hecho. Dos personas pueden estar interconectadas. Al final la vida no es más que química e impulsos electromagnéticos. No hay nada misterioso en el exterior, ni libre albedrío ni destino (qué tonterías inventa el hombre para limitar su voluntad o llenarse de culpa), todo se explica mediante compuestos químicos y diminutos electroshocks alojados en las omnipresentes ondas electromagnéticas. Según el artículo aparecido en el último semestre del año en curso de la versión australiana de
Animals Review, escrito por Clark Stevenson,
Ph. D. in Reproduction, Sex and Death: “
Si las zarigüeyas emiten su delicioso olor para anunciar su celo, por qué los humanos deberíamos ser racionales y electivos. No hay lógica. Todo se reduce a tu perfume corporal. No usar desodorante, no bañarse. No cambiarse la ropa interior: el amor tocará tu puerta”.
Las ondas electromagnéticas me trajeron a D otra vez. Cupido con el calzoncillo sucio toca a mi puerta. Así como desapareció un día, hoy apareció sentada en el mismo lugar de siempre. Con la misma mirada de indiferencia frente al mundo y las personas, el mismo gesto de profundo hastío. Estoy cautivado por esa indeferencia ante el mundo, quizá reflejo de un odio visceral como el mío. Una isla singular en medio del anónimato de otros jóvenes igualmente somnolientos. Toda la clase estuvo dirigida a ella: la señora Arnoux, la esquiva y ubicua amada del joven Fréderic Moreau. La gran novela de la desilusión: La educación sentimental de Gustave Flaubert. La gran ficción de la eterna espera en el amor, la realización del amor. Las idas y venidas, la aceptación y el rechazo. Todo desde los ojos siempre ansiosos de Moreau, incomprensible juguete de las pasiones de su inconstante amada. El mal burgués que por un estúpido ideal de amor aplaza su futuro y fracasa en la compulsión de la vida moderna. Por ejemplo, llevándolo a los términos de esta historia, M es un típico Moreau, aunque algo más inconstante. Su amor es inconstante, está buscando cualquier mujer en la que se encarne su necesidad de afecto, pero él está muerto de antemano. Eso es trágico: ¡esperar que el amor se encarne! ¡Esperar que el ideal se encarne! Así consiga enamorar a esa mujer, le resultará imposible mantener la llama ajena y la suya propia. Quizá él lo sabe, por eso encarna en mujeres como Do (alguien a todas luces superficial, alguien que nunca sabrá apreciar los sentimientos absolutos que M cree interpretar de mal modo) su ideal del amor, las ficciones que M cree puedan llegar a convertirse en realidad. Porque hasta en el rechazo hay más calor que en el vacío. Por eso, Moreau y M sufren de la misma desilusión por alcanzar el calor de la absoluta aceptación o el más arbitrario de los rechazos.
La búsqueda de aplacar el vacío interior...
(El síndrome Fred Astaire)