ESTAR O NO ESTAR
Entrevista en Luces de El Comercio a dos importantes dramaturgos. Buenas respuestas.
¿Por qué creen que el padre ausente se ha convertido en un símbolo tan presente en la dramaturgia peruana? César de María: Los sociólogos utilizan mucho la idea del padre para explicar esta facilidad para crear capillas en el Perú. Pero no sabría decir si es un tema nacional...
A. Santisteban: Creo que es parte de un tema mayor: la ausencia. El hecho de no estar, de no pertenecer, de no existir. Este es un país que con las justas existe. Vivimos con la sensación de que todo es precario, de que todo se está cayendo. Como en la obra de César, "Escorpiones mirando el cielo".
CM: Cuando escribí "Escorpiones... " pensaba que el Perú es una especie de construcción mental, que en el momento en que dejas de imaginarlo, desaparece.
AS: Pienso que el Perú nunca va a terminar de existir mientras se siga negando.
La negación es un rasgo nuestro tan profundo, que ya no nos damos cuenta. Ese olvido permanente hace que distorsionemos nuestra propia historia y nuestra propia identidad.CM: Es como vivir en una casa que se cae. Hay una precariedad social que tratamos de cubrir con unidad, con progreso, con una serie de valores que, supuestamente, llevan detrás el concepto de solidez. Pero el Perú no es un país sólido, es un país muy dividido, y en las elecciones eso se huele.
¿Además de la búsqueda personal, ven otras tendencias en nuetsra dramaturgia?CM: Encuentro temas posmodernos como la autodestrucción, la pérdida del centro, la discusión en torno a la identidad...
AS: También la frustración es un tema muy fuerte.
PROHIBIDO VIVIR IGUAL QUE LOS DEMÁS
Missing está bien, no creo que tengan razón los que han dicho que es lo mejor que ha hecho Fuguet. No lo creo.
Cortos está mejor. No me gusta que un escritor revele sus fantasmas de un modo tan evidente. Me gusta el disfraz de la ficción. Aunque de todos modos este libro puede ser tomado como tal. El mismo Fuguet lo dice por ahí. Pero igual queda un poco en evidencia todo lo anterior. Sobre todo
Las películas de mi vida. Incluso ese libro está mejor porque es básicamente lo mismo (en un plano espiritual) que
Missing, pero con el tamiz ficticio mejor urdido.
Missing es un libro que da un poco de miedo. Asusta. No por el lado de escribir, sino por el lado de vivir. Todos tienen miedo de perderse. Incluso sentí eso, muy fuerte. Y si el destino está esperando para perderte? Quisieras descubrirlo para después asumirlo? Si un libro debe golpearte,
Missing lo hace y fuerte. He estado pensando en mi familia, mi propia familia, la de antes y la que tengo ahora. Ayer en las noche hablaba harto sobre esto con Angie, le conté varias anécdotas de mi familia, la nuclear y sobre mis tíos. Sí, todos tenemos un familiar que se ha perdido, quizá en USA o por ahí, o simplemente dejamos de ver o viviendo cerca de nosotros no vemos, al final es lo mismo.
Missing también es sobre las decisiones que uno debe tomar y ser fuerte. Fuguet es también valiente para hablar de los errores de su padre, su abuelo, su abuela, su tío, su primo, etc. También comprobar que la amargura no es capital del Perú, sino parte de la condición del ser humano. Que la gente que se va siempre extraña su país y su casa. Que si quieres cambiar de vida, tiene un costo a veces alto o excesivamente alto.
A pesar de no ser el gran libro, es un excelente libro… Gran parte de
Missing es como un gran
messenger (la estructura de un poema de verso libre) y el lenguaje es veloz como una conversa con un pata. Por eso el libro vuela. Por eso es actual. Nadie ha dicho eso. Creo. Por eso cada vez es más claro que de alguna manera invisible, la cultura anglosajona americana ya está metida hasta el tuétano de los creadores latinoamericanos. No sé si eso será cada vez más, pero de hecho ya sucede, quizá crezca, pero es lo que está ocurriendo. O es lo que lo refleja mejor.
Las reflexiones en torno a escribir que pueblan gran parte del libro son muy buenas, parte de ese lenguaje cortado pero directo que Fuguet entrena en su blog y que se nota en sus novelas.
Me quedo con esta reflexión al inicio de la novela:
Un escritor puede ser raro, puede vivir en su cabeza, no tiene –no debe- vivir igual que los demás.