Hace unos meses posteé un artículo sobre el fin de la década pasada. Los años de la nada. Los años sin identidad. 2000 – 2010. Los 10 años que habían sido una suerte de collage vacío de las modas y temas de décadas pasadas. Fácilmente deglutidas para ser consumidas. Los productos ficticios definían precisamente gente perdida o sin identidad. El juego perfecto para mostrar eso, la pérdida de la identidad, la pérdida de la brújula, cualquiera que esta sea. No sé si para bien o para mal (mentira: evidentemente para mal). Allí estaba Lost. Allí estaba Identidad desconocida con el buen Matt Damon. Mr Nobody va por ese lado.
En algún manuscrito refundido, mi narrador se dice que sólo los afortunados hacen una elección. Después de la elección, no hay vuelta atrás. Ése es el floro de la película, aunque ésta sea demasiado ambiciosa… Desesperada por mostrar todo el material del que está hecha, a veces pierde la brújula, pero tiene partes sensacionales. El hecho de desbaratar la narración para sobreponer las elecciones posibles por las efectivamente tomadas. La pregunta siempre termina siendo: qué hubiera ocurrido si no hubiera elegido tal destino, por este otro… El Sr. Nadie es precisamente eso también, alguien que desde el futuro reflexiona en torno a su identidad perdida, en una memoria que pierde de a pocos sus recuerdos. Recrea, juega, adorna, vuelve estético el error, poético el absurdo... etc. Ingenua por momentos, extraordinaria en sus imágenes, y en su posibilidad de mostrar lo que pudo ser de un modo poético.
FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas.
CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.