materiaverbalis
30 de noviembre de 2009
 
30 AÑOS

30 años no se cumplen así nomás… Los que ya pasamos la treintena lo sabemos, bueno algunos jajaja Creo que The Wall seguirá vivo porque es un disco alucinado por alguien que no estaba bien, que estaba conflictuado, que empezaba a odiar lo que hacía, y digamos que, en términos generales, The Wall fue el planteamiento de Roger Waters hablando de sí mismo y también de los demás miembros de la banda y cómo no, del mítico Syd Barrett, ad portas de la separación definitiva y los juicios y las broncas que se derivaron de ello. Por algún lado vi que la idea de hacer un disco conceptual sobre estar aislado e incomunicado, nació el día que en un concierto un fanático gritaba sin cesar, Roger estaba tan molesto que le escupió en el rostro. De esa reacción violenta, nacieron las interrogantes que le dieron forma al disco.

El tema es descubrir qué hay detrás del muro, detrás de lo aparente… Eso que tanto gusta en la literatura, por ejemplo. Y que tanto aloca a los místicos, la búsqueda de la verdad. Supongo que por los mismos motivos me gustan estas cosas. The Wall es sólido, denso, oscuro, complejo… Sigue una narrativa que incluso Alan Parker llevó al cine con (y ésta es una opinión personal) grandes resultados.

El disco tiene varios momentos que me marcan, pero el que más me conmueve es el caos final de In the flesh, el ruido de un caza, o el alarido de un corazón en picada (el tuyo) y, casi de inmediato, desde el fondo, quizá anunciando la armonía final después del caos, el llanto de un bebé (The Thin Ice), lo sé reconocer, es el llanto de un bebé recién nacido que aparece en tu vida para ordenar todo de un solo golpe: Momma loves her baby and daddy loves you too. Segundos después la archi conocida Another Brick in the Wall que hacia el final, después de las clásicos reproches de la escuela, Waters (o Pink o Syd) lanza un suspiro e inicia Mother: los tiernos reproches a tu madre por haber hecho de ti eso que eres, eso en lo que te has convertido: Of course mama'll help to build the wall. La desgarradora Nobody home: I've got wild staring eyes. And I've got a strong urge to fly. But I got nowhere to fly to. Ooooh, Babe when I pick up the phone. There's still nobody home.

Nobody Home te prepara para la maravillosa Confortably Numb. Y esa frase que te dice qué significa la adultez: The child is grown, the dream is gone. I have become comfortably numb. Y Waiting for the Worms es la apoteosis del sueño fascista… La supremacía de la individualidad loca: Sitting in a bunker here behind my wall, Waiting for the worms to come. In perfect isolation here behind my wall.

Yo creo que como ocurre con otros discos de Pink Floyd las letras, melodías y el gran contenido psicológico detrás de todo hace que te enganches, porque la pérdida del padre, la sobreprotección de la madre, los desequilibrios derivados de la adultez, la rigidez castrante de la escuela, los conflictos en las relaciones con las mujeres, la locura y las fantasías de destrucción contra la gente, son todos fenómenos que tomamos como propios y nos explican.



Y digo que sé que The Wall seguirá vivo, porque por ejemplo, sin ir muy lejos, mi hijo de un año y medio también reconoce sus acordes, le encanta, como a mí que aprendí bastante tarde la importancia de este grupo y de este disco.

En estos 30 años, yo también grito: Crazy, Toys in the attic. I am crazy.
 
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FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas. CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.

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