MEMORIAS DE JUVENTUDPrimera vez que leo un libro como ficción y resulta ser "verdad".
Juventud (2002) (por si acaso) no es una novela, sino un libro de Memorias. Las memorias del joven
J.M. Coetzee. Aquello que se quiere recordar. Ha estado tremendamente confesional. Coetzee: el aprendiz de escritor, poeta. Nuevamente reedita un género, el tipo de género novelístico por antonomasia. El aprendizaje de la vida. El duro aprendizaje. Al final
Juventud es una pérdida. La pérdida de la ilusión. Aunque desde el punto de vista de Coetzee, juventud es el proceso que te lleva a perder la ilusión. La ilusión de algo que nunca será. Todo aquello que se imaginó y que nunca sucedió ni sucederá. Algo tremendamente poético por imposible. Y el límite, oh contemporáneos míos, es cuando acaba la novela: los 30 años. De este modo Coetzee nos abofetea y nos dice que ya hemos perdido nuestra juventud. I'm sorry, sad bad true. Y para dejarnos sin aire cierra así sus memorias:
Del mismo modo, estos hombres habrían encontrado una excusa, por pobre que fuera, para hablar con alguna chica guapa en el metro, y si ella girase la cabeza o dejase caer algún comentario mordaz en italiano a alguna amiga, bueno, habrían encontrado el modo de sufrir el revés en silencio y al día siguiente lo habrían vuelto a intentar con otra chica. Así es como se hace, así es como funciona el mundo. Y un día, estos hombres, estos poetas, estos amantes, tendrán suerte: la chica, no importa la excelencia de su belleza, les responderá, y una cosa llevará a la otra y sus vidas se transformarán, las de ambos, y punto. ¿Qué más hace falta sino una especie de obstinación estúpida e insensata como amante y escritor unida a la buena disposición para fracasar una y otra vez? Su problema es que no está preparado para el fracaso. Quiere una A, un alfa... A los 18 años pudo haber sido un poeta. Ahora no es poeta, ni escritor, ni artista. Ahora es un programador informático de 24 años donde no hay programadores informáticos de 30 años. A los 30 años estás demasiado viejo para ser programador: te conviertes en otra cosa –una especie de hombre de negocios– o te pegas un tiro. Falta saber cómo el joven (ya no tan joven) de las memorias se convierte en el ganador del
Nobel de Literatura 2003 (seguramente será en Adultez, Geriatrez, No me veo con Parodi, o algo así). Así como un biopic americano, falta la carnecita. Excelente libro.
P.D. Siendo poeta o queriendo ser poeta, Coetzee confiesa (si es que son verdaderas estas memorias) que tuvo su encuentro homosexual con un patita. O sea hasta Coetzee sale del closet. Ojo es poeta, no novelista. jojojojo.