Ayer 26 de marzo se estrenó Dexter en Fox a las 10 pm. Es un poco más de lo que imagine y también un poco menos. Lo que más me ha gustado es esa voz en off que en lo visual es el pensamiento. El pensamiento de Dexter, el mundo interior de un psicópata. Y según el inicio, el gancho está justamente en el comportamiento “normal” casi “dulce y amable” de Dexter y su mundo interior “vacío”, “sin sentimientos” que él mismo se divierte revelando. Hay algo de frescura, de conchudez, de cinismo en ese comportamiento, porque es una ironía. Lo que más me impresionó fue justamente eso. Por ejemplo, una escena muestra a Dexter invitando donas a sus compañeros de trabajo en la dependencia policial. Cuando ha repartido todas, la cámara se queda fija en la caja vacía. Dexter dice: “así estoy yo, como esa caja, vacío” .
Lo que no me gusto es que la relación con su hermana no funciona, no sé me resulta un poco falsa e impostada y eso se nota con relación a toda la serie, a la poética de la serie, por decirlo así. En todo caso está mal enfocada, igual ocurre con el padre y los flashbacks del padre adoptivo policía de Dexter, que a muy temprana edad descubre las tendencias homicidas de su hijo y trata de dirigirlas hacia todas aquellas miasmas que como él ocultan lo peor del corazón humano. Los asesinos que matan niños, que violan y descuartizan mujeres. Supongo es una suerte de Richard Carradine en Kung Fu, cuando recordaba las lecciones del pequeño saltamontes, es básicamente lo mismo, pero resulta demasiado brusco, demasiado evidente. Bueno es solo una serie.
Pero vuelvo a repetir, lo más atractivo es esta ironía socarrona y cínica de este nuevo antihéroe. Los crímenes de Dexter y también su oculto pensamiento son bastante enrevesados, así que supongo que no es una serie tan aleccionadora, aquí hay una rara línea entre lo normal y lo anormal, lo moral y lo inmoral, la salud y la enfermedad.
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FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas.
CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.