Cuando leí el argumento de esta pela y vi algunas imágenes, supe que era una de las mías. De mis obsesiones. Cashback (traducida como La cajera, horrible!!) es un film inglés que explora la monotonía del tiempo muerto y las viejas obsesiones siempre presentes en la adultez. Como si efectivamente todo se explicara desde las manías de la infancia. El film tiene una fuerza desmedida en su puesta en escena: los helados pasillos de los supermercados en movimiento y congelados por un poder exterior (algo así como el video de Fake plastic trees de Radiohead, dirigido por Jake Scott). La frase inicial de la película está fenomenal: Se necesitan 230 kg. para aplastar un craneo humano, pero la emoción humana es algo mucho más delicado.
Según Butaca la cosa va así: Ben Willis (Sean Biggerstaff), estudiante de Bellas Artes, sufre de insomnio como consecuencia del abandono de su novia, Suzy (Michelle Ryan). Para hacer más llevadera la vigilia, empieza a trabajar en el turno noche del supermercado del barrio. Aquí conoce a gente de lo más variopinta que ha desarrollado su propia manera de hacer frente al aburrimiento en un turno de ocho horas. Ben se imagina a sí mismo parando el tiempo; de esta manera, es capaz de apreciar la belleza de un mundo congelado.
Ese poder de detener el tiempo me hizo recordar a un largo párrafo de El guardián entre el centeno, digamos un poder melancólico, por sus implicancias. La disección de un recuerdo o una porción de la vida, al fin y al cabo es como la muerte y alguien con el poder de detener la vida en ese espacio congelado es algo así como un fantasma. Hay varias escenas formidables en las que Ben recuerda su obsesión por el desnudo femenino. Cuando paraliza el tiempo en el supermercado, desnuda a las clientes y las dibuja. Pechos, traseros, rostros, pubis, etc., todo le sirve de material (qué es un dibujo o una fotografía sino una naturaleza muerta). En una reflexión poderosa, Ben piensa: En este mundo detenido puedo caminar libre e inadvertido. Nadie notaría siquiera que el tiempo se detuvo. Y cuando retomara su ritmo habitual, la unión sería invisible excepto por un leve estremecimiento, una sensación similar a la de alguien caminando sobre tu tumba.
Otra cosa que me resultó enorme fue la elección del modo de contar la historia. Ben en off nos narra absolutamente todo, con ese acento inglés marcado, a veces con ironía, pero sobre todo con una excelente dosis de pericia para saber cuándo detenerse y reflexionar sobre lo que ocurre en su vida. Para presentar un flashback y moverse de un lugar a otro como una respuesta que carga de sentimiento a las locaciones (en una entrevista Sean Ellis decía que lo que él quería era dotar de sentimientos a su película. Yo quisiera lo mismo para mis ficciones). Su poder es en realidad el poder de la mente de abstraerse del mundo para reflexionar, para hacer de todo lo que le ocurre una pausa. De allí que sea hasta poético ese choque entre uno y otro: reflexión vs. imagen congelada o relentizada. Por ejemplo, Ben recuerda a una estudiante sueca a la cual sus padres le alquilaban una habitación, ella siempre pasaba después de bañarse por su habitación, desnuda, y él la veía subir por las escaleras. Esa fue la primera vez a los 7 años que conoció la belleza. Y entonces su afición/obsesión por el desnudo es una larga persecución de una escena de su infancia (que además ocurrió en la infancia del director Sean Ellis).
Hay que tener en cuenta que Sean Ellis es también fotógrafo, de allí su comprensión del universo congelado. Por eso Cashback (2006) es tan arriesgada y da siempre en el bolo cuando centra el poder de la película en imágenes poderosas y sus colores. Los secundarios que también deben de soportar un trabajo monótono en el súper están geniales: la cajera que tiene como regla # 1 nunca mirar los relojes, los dos reponedores que hacen carreras por los pasillos o se hacen bromas, el jefe obsesivo con el éxito, el mejor amigo de la infancia de Ben que a los 8 años le enseñó su primera Hustler con mujeres desnudas. Esa escena también está muy buena: las revistas son de su padre, cuando la madre del amigo de Ben sale, ambos empiezan a mirar la Hustler, de pronto llega la mamá y ambos bajan corriendo. La madre los encuentra parados en la cocina, derechos y asustados. Les dice que se olvidó de algo y después comprueba que están erectos. Ben en off dice que desde ahí ella pensó que eran gays.
Una película completa que tiene de todo. Aquí la 1ra parte del corto con subtítulos en español que se exhibió en Cannes y que ahora forma parte de la película total.
FRANCO. Del germ. Frank: libre, exento. Sencillo, sincero, ingenuo y leal en su trato. Liberal, dadivoso, bizarro y elegante. Desembarazado. Libre, exento y privilegiado. Patente, claro, sin lugar a dudas.
CAVAGNARO: es un apellido italiano originario de Parma pero extendido en Liguria, donde existe un río con ese nombre. Existen datos desde el siglo XIV. Pasaron a América desde el siglo XVI y en mayor cantidad desde el siglo XIX a Estados Unidos, Argentina y Perú. Hay estudios sobre la rama peruana que inició un Angelo Cavagnaro, de San Andrea de Verzi, que llegó en 1852 con toda su familia.