UN DRAMA POLÍTICO
Pocas películas han tenido la claridad en medio de una trama complicada como en
Zona de riesgo, película de
Park Chan Wook. Como para no perder ese sello personal en esa profusión de escenas entremezcladas en el tiempo. Fascinante. Cómo tratar un tema tan espinoso como el de la frontera entre las dos Coreas. Ese límite imaginario impuesto por una ficción llamada política. A veces me lleno de extrañeza al pensar que existió eso llamado
Guerra fría. Una época paranoide, no me cabe la menor duda. Y así, esa extrañeza la podemos llevar a otros procesos históricos.

Esto me lleva a pensar que la verdad (como yo la entiendo y está dentro de mí refulgiendo como una estrella) todavía está por ahí, perdida en medio de los equívocos, los engaños, las apariencias. Tarea urgente para mañana: revisar otra vez
El libro del desasosiego de
Fernando Pessoa. Recuerdo que hace un par de años, después de que una amiga me lo quiso regalar después de venir de Argentina (por qué no se lo acepté en lugar de darle los 40 soles que le costó allá), cual evangelista con su Biblia bajo el brazo, lo revisaba casi todos los días y abría una página al azar.
–Querido heterónimo, me decía, hazme sentir acompañado aunque sea hoy día, entablemos un diálogo de sordos en el tiempo.
En fin me salí del tema.
Zona de riesgo de Park Chan Wook posee esos ribetes fraternales humorísticos, que hacen todavía más dramático el final lleno de sangre y nostalgia, un final que en realidad es el inicio de la película.

Zona de riesgo jamás cae en el panfleto político, más bien es una película con un filo tan intenso y a la vez tan significativo de cómo llevar a la ficción un tema político. Un policial político. Un drama de amistad llevado al tema político en una película. Me gustó bastante más que
Old Boy, bastante más. Y la seguí con los pelos de punta hasta el final.