El viaje en el desierto de Buzzati
Casi de casualidad me he enterado que este año se cumple el centenario del nacimiento de Dino Buzzati (1906-1972), genial escritor italiano, a quien tuve el gustazo de leer en su lengua nativa hace ya unos años, aquella hermosa lengua de mis ancestros. Estuve a un ápice de subirme a un avión de Alitalia con destino a Belluno, Dino, y celebrarte con un buen vino y alguna Lollobrigida de grandes senos sobre mis piernas a modo de penitencia (qué penitencia). Digamos que mi
feeling con el autor tiene varias razones de fondo (
messagio, poetica, disegno).
Il deserto dei Tartari (1940) es su novela más conocida, dada a la fama por la crítica francesa, y luego en 1976 recibió nuevo impulso tras la exhibición de la película homónima de Valerio Zurlini. Este film rodado en Europa e Irán contó con el apoyo del propio autor en la escenografía y otro grande: Ennio Morricone en la banda musical de la cinta (precisamente Ennio colaboró este año en el último disco de Morrissey, Ringleaders of the tormentors).
El día del aniversario 100 de Buzzati fue el último 16 de octubre, y en su tierra natal, Belluno, se celebraron desde 2 días antes espectáculos y homenajes en nombre de Dino y su obra. Incluso el mismo 16 se develó el francobollo commemorativo
''Centesimo nascitá Dino Buzzati'' al precio de 60 centesimi. La estampilla está acompañada de dos textos sobre Buzzati.

Como en el caso de la mayoría de escritores, Buzzati pasó por la facultad de leyes y terminó de cronista en el famoso periódico
“Corriere della Sera” en el servicio de
cronaca. Por esos años Buzzati esbozaba uno de sus temas esenciales. En verdad el gran tema suyo, esa dualidad espacial en la cual parecía dividir la vida: llano / montaña. Esa dualidad de la que está hecha efectivamente
Il deserto… El otro gran tema se le reveló a los 14 años tras la muerte de su padre, el duro efecto de su pérdida aceitó su miedo / fascinación por la muerte. Ese revés temático que es la gran espera de la muerte: la vida.
La redacción de su novela más traducida,
Il deserto..., se inicia aproximadamente en 1939, un año antes de su publicación. El título inicial fue
La Fortezza, pero Leo Longanezzi (editor de una colección de libros
“Il sofá delle Muse” de la editorial Rizzoli) lo convence de variarlo para evitar toda referencia a la guerra que era inminente (WW II). Ese mismo año es enviado como corresponsal de guerra a la Batalla de Capo Teulada e di Capo Matapan (me parece ambos mapas del excelente juego MAC basado en la WW II Call of Duty).

El gran motivo de la novela de Buzzati es la
espera, la inconmensurable espera del momento decisivo. En el caso del
Teniente Giovanni Drogo (ese es su nombre eh, no es una chapa), el protagonista, es la espera de la llegada de los tártaros, la lucha, el combate para el cual se ha estado preparando durante varios años de insulsa vida militar en la ciudad. En la constante repetición de las jornadas de cadete en esa espera del ascenso final a la montaña, a la Fortezza. De hecho Drogo llega a la
montagne en la que se ubica la Fortezza militar, la novela inicia con los preparativos que Drogo realiza en la madrugada de ese día decisivo en su vida:
Nominato ufficiale, Giovanni Drogo partí una mattina di settembre dalla cittá per raggiungere la Fortezza Bastiani, sua prima destinazioni.Así como ocurre en
Il deserto… la montaña es un elemento recurrente en la literatura de Buzzati. La montaña como lugar de purificación, un lugar que ha permanecido intacto lejos de la noche del tiempo y donde el hombre puede permanecer incólume. Precisamente parte de su infancia, Buzzati la pasó cerca o en las montañas de San Pellegrino, mientras que el llano era la “pianura vile” de la edad adulta. Algunos se refieren a que en esa dilatante espera de sus libros, Buzzati representa
“mostri della normalitá, la deformazioni dell’uomo che ha smarrito la purezza originaria”. Al publicar
Il deserto… Buzzati tenía 33 años y precisamente esa normalidad desesperante, esa deformación del hombre en la edad vil de las responsabilidades sociales y los compromisos de quien ha perdido esa pureza que lo hacía único, se presenta en toda su crudeza en
Il deserto…, en ese pobre hombre ilusionado con la lucha con la que siempre soñó y que una vez llegada, ese demiurgo que es el autor cruelmente lo hace no partícipe de su sueño, enfermo y anhelante, siempre anhelante postrado en una cama. La fuga del tiempo es otro gran motivo de su obra y precisamente en esta novela es el germen de la enfermedad con la que la modernidad nos golpea en la cabeza todos los días. Sobre esto, Buzzati afirma haberlo vivido en la redacción del “Corriere della Sera”:
ha visto i suoi colleghi invecchiare nell’attesa inutile di un miracolo scaturito dal rigido mestiere del giornalista che li isola nei confini di una scrivania. Il “deserto” del romanzo é proprio la storia della vita nella fortezza del giornale, che promete i prodigi di una solitudine che é abito e vocazione. Yo mismo he sentido esa espera del milagro, he visto envejecer a mis colegas, como en la novela, esos escritorios modulares tan modernos sí prometen prodigios, pero son los prodigios de la soledad que es hábito y vocación.
Además de la tortura de la fuga temporal, de esa vida perdida en algún lugar de ese valle desolado que es la vida adulta, la obra de este escritor esencial para la comprensión del Novecento italiano fue relegada al aislamiento e incluso al desprecio. Algunos consideraban su obra compuesta por “novellette fra la cronaca e la favola”. De los críticos Buzzati exclamaba:
I critici, si sa, una volta che hanno messo un artista in una casella, ce ne vuole a fargli cambiare parere. Y la constante de su relación con Kafka, quien en su momento referían no solo lo influenciaba sino que Buzzati lo plagiaba. Dino lo denuncia con gracia y soltura:
Da quando ho cominciato a scrivere, Kafka é stato la mia croce. Non c’é stato mio racconto, romanzo, commedia dove qualcuno non ravvisasse somiglianze, derivación, imitazioni o addirittura sfrontati plagi a spese dello scrittore boemo. Alcuni critici denunciavano colpevoli analogie anche quando spedivo un telegrama o compilavo un modulo Vanoni.La edición Oscar Mondadori de
Il deserto… que yo poseo lleva una ilustración del propio Buzzati, así como mi primera novela (que en italiano sería
Il Viagio (film da trenta minuti) y que en español es
El viaje (film de 30 minutos)) que con gran esfuerzo publicaré contra viento y marea, elementos naturales, infranaturales, sobrehumanos, extraterrestes, etc., El diseño de la portada es mío (la idea de la diagramación también) y en este centenario de Buzzati será el mejor homenaje que le puedo ofrecer a uno de mis maestros (¡cómo no!). Forza Italia Dino.